jueves, 25 de septiembre de 2008

Hogar María Ward: Sueños que crecen a los pies de la cordillera


La historia de este hogar es de esfuerzo, de esos que sólo se concretan cuando el objetivo es seguir una vocación de vida. Esta institución lleva el nombre de Maria Ward en honor a una luchadora religiosa nacida en Inglaterra que vivió en pleno siglo XVI, época conocida por el rigor de persecuciones religiosas. María Ward supo canalizar todas sus energías para propagar la fe y afirmar el papel de la mujer en la Iglesia y sociedad. Además, de dejar un noble legado en la lucha por la educación de las féminas. Sin duda, la religiosa es todo un referente para lograr la misión de educar a las niñas que mas lo necesitan.


“En 1965 con la iniciativa de tres religiosas alemanas se construyó esta amplia casa, que en sus inicios seria una escuela, pero al ver las necesidades de los infantes de la comuna, decidieron hacer un hogar dedicado al cuidado de los niños” nos contó la Madre Directora, Carmen Tapia.
Desde mediados de los 80´s esta institución trabaja con Sename para acoger a niñas que han sufrido vulneración a sus derechos, un objetivo que se ha logrado desde hace ya más de tres décadas.
Una tarea de amor y formación en el cual religiosas de la Congregación de Jesús, seis educadoras y el equipo psicosocial de Sename trabajan participando en la educación de las niñas. Eso y mucho más, ya que el inculcar apoyo después de tristes vivencias, es el pilar fundamental para que ellas puedan lograr sus metas.
El Hogar María Ward acoge a treinta niñas de diferentes localidades de la provincia de Ñuble, enclavado en la cordillera, a una hora de Chillán, la comuna San Fabián de Alico nos transporto a un entorno casi de cuentos.
Montañas nevadas y verdes praderas nos ofrecen un apacible estado de remanso. Un lugar acogedor, donde las niñas pueden estar activamente en contacto con la naturaleza, ver crecer animales y desarrollarse íntegramente.
Sin duda, que cada historia tras las pequeñas ha tenido momentos dolorosos. Pero, tienen la posibilidad de crecer apoyadas con la esperanza en el presente y soñando el futuro que se les avecina. Esa es la tarea que se ha impuesto el equipo humano del Hogar María Ward, trabajar por las niñas y su desarrollo emocional e intelectual.
Apoyo fundamental en esta labor de crianza es la hermana Carmen Tapia, quien en su quehacer diario, lleva la responsabilidad del funcionamiento de esta casa. Preocupada de los detalles, junto con la valiosa colaboración de las educadoras, tiene la tarea de ser referente para niñas y jóvenes.
Unas más risueñas, otras más tímidas. Pero, con una ternura que sólo su inocencia y niñez nos pueden brindar. Hacen sentir al visitante como en casa, una casa llena de vida, con risa y ruido. Donde conocimos la calidez de Virginia, Olivia, Tamara, Millaray, Kristell, Violeta, Camila, Maria José, Yessenia, Jocelyn, que entre otras ya nos consideraban sus amigas.


Para las tías educadoras, en este trabajo se involucran hasta a su propio núcleo, porque ver crecer con esperanza y valor a las niñas es un lazo que no termina luego de su egreso. Delia lleva ya 27 años como educadora, y aun sigue en contacto con jóvenes que hoy son mujeres maduras que han formado sus propias familias.
Conocer el hogar da más aliento para seguir en terreno apoyando a educadoras y profesionales, quienes día a día se la juegan por la restitución de derechos en la infancia. Por estas niñas que valientemente luchan por sus sueños… Sueños que crecen a los pies de la cordillera.

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